Desde el 105, sentada en el asiento que esta arriba de la rueda trasera, del lado derecho, las vi. Un beso de despedida, era obvio. La que tenía la mochila enorme colgada de los hombros y de toda su espalda besaba con una fuerza tierna, con los pies sobre la vereda. La otra besaba triste, con los brazos colgando a los costados, casi resignada diría, y parada sobre el escalón del edificio. Dos segundos, arrancó el bondi, y el hombre que tenía sentado al lado las siguió con la cabeza y con la mirada hasta que, calculo, las perdió de vista. Se volvió al frente, miró la nuca del de adelante y reveló un suave "Ah bueno".
No se si me perdono no haberle dicho nada; sus dos palabritas me quedaron retumbando en la cabeza y raspando en la garganta, casi tanto como la sensación de vacío que me agarra cuando visualizo tan claramente al amor.
Yo quiero irme a la mierda, y quiero un novio que me despida en la puerta del edificio con lágrimas en los ojos, y los brazos colgando a los costados.
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