No se si me perdono no haberle dicho nada; sus dos palabritas me quedaron retumbando en la cabeza y raspando en la garganta, casi tanto como la sensación de vacío que me agarra cuando visualizo tan claramente al amor.
Yo quiero irme a la mierda, y quiero un novio que me despida en la puerta del edificio con lágrimas en los ojos, y los brazos colgando a los costados.