Hemos aprendido a disfrutar nuevas músicas, a tolerarlas por lo menos. A compartir las mierdas del día a día, las sonrisas, la cama, y el último vaso de leche. Estamos aprendiendo -no gratamente-cómo carajo se vive sin un peso, cómo carajo se vive? Estamos aprendiendo.
Nos hicimos expertas en el llanto y el abrazo compartido. En hacer de madres/hermanas/amigas/novios/maestras cuando es necesario.
Perdón, el llanto casi que me ahoga y puedo sentir como a ustedes también. Quizás no lloren con lágrimas (o si...) en este preciso instante en el que escribo, pero sé que lloran conmigo. Un poco lejos están, en otras paredes, abrazándome el alma e intentando con todas sus fuerzas arrancarme el cacho de angustia que tengo.
Perdón perdón, sigo...
Perdón perdón, sigo...
No tenemos idea de como se sale de esta, de cómo termina. Estamos descubriendo -de verdad-, lo que es sentirse solas, en la mismísima mierda, faltas de todo. Pero nunca, nunca realmente s o l a s. Y debo decirlo, aunque odie sonar tan asquerosamente cursi...
El término h e r m a n a s d e l a l m a es mucho, tanto más que un cliché asquerosamente cursi.
Existe, la verda´. Y sabes lo que pasa...?
N o s t e n e m o s a n o s o t r a s m i s m a s.
(Muchachas: No se a ustedes, pero eso a mí me alcanza para seguir...)